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Ingesta de agua salada
Durante los paseos por la playa o en zonas donde haya agua salada, es común que algunos perros beban del mar mientras juegan, nadan o simplemente por curiosidad. Aunque en pequeñas cantidades no suele causar daños, la ingesta significativa de agua salada puede representar un riesgo grave para su salud.
¿Qué ocurre si un perro bebe agua salada?
El agua de mar contiene altas concentraciones de sal (cloruro de sodio). Cuando un perro ingiere cantidades elevadas de esta agua, su cuerpo puede verse comprometido en distintos niveles:
- Deshidratación: el exceso de sal provoca un desequilibrio electrolítico, lo que puede agravar la pérdida de líquidos y dificultar la rehidratación natural.
- Síntomas digestivos: vómitos, diarrea, malestar abdominal.
- Síntomas neurológicos y sistémicos: letargo, desorientación, temblores, rigidez muscular e incluso convulsiones o coma en casos de intoxicación grave.
¿Cuándo preocuparse?
Una pequeña cantidad ingerida accidentalmente mientras nada o salpica no suele representar un problema, pero si observas alguno de los síntomas anteriores, especialmente tras haber estado en contacto con agua salada, es importante acudir al veterinario sin demora.
Prevención: cómo proteger a tu perro en playas o entornos salinos
- Lleva siempre agua fresca, limpia y en cantidad suficiente.
- Ofrece agua con regularidad para evitar que intente calmar su sed con agua del mar.
- Supervisa su comportamiento mientras juega, nada o se desplaza cerca del mar.
- Acláralo con agua dulce al terminar el paseo para eliminar restos de sal del pelaje y la piel, y evita que lama su propio cuerpo si está cubierto de salitre.
Cuidar su hidratación y bienestar en estos entornos es clave para garantizar que los momentos de disfrute no se conviertan en situaciones de riesgo. Un paseo responsable también es anticiparse a los peligros invisibles.