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Duelo animal
Cuando un perro fallece, no perdemos simplemente “una mascota”. Perdemos a un ser querido. Un compañero que ha formado parte de nuestra vida diaria, que ha compartido rutinas, afecto, silencios, juegos y presencia constante. Perdemos a alguien con quien habíamos construido un vínculo de apego profundo, tan real y legítimo como el que se forma entre personas.
La ciencia ha comenzado a reconocer lo que muchos ya sabemos por experiencia: el vínculo entre humanos y animales puede ser tan fuerte como los lazos familiares. Por eso, cuando se van, el vacío es real. Y el duelo también lo es.
Un dolor silenciado
A pesar de la creciente evidencia científica, el dolor por la pérdida de un animal aún no recibe el espacio social que merece. En la mayoría de los trabajos, ni siquiera se contempla el derecho a un día de descanso ante la muerte de un compañero no humano. Esto deja a muchas personas en una situación de duelo silencioso, sin el permiso social para vivir su proceso con la dignidad que requiere.
Sin embargo, es fundamental recordar:
- Tu duelo es legítimo.
- Tu dolor merece espacio.
- Tu vínculo merece ser honrado.
Perder a un perro no es “algo menor”. Es atravesar la ausencia de alguien que dejó huella, que marcó una etapa, que sostuvo emocionalmente, que acompañó sin condiciones.
Acompañar el duelo con dignidad
Darse permiso para vivir el duelo es un acto de cuidado y amor. No hay una sola forma correcta de despedirse. Cada persona necesita encontrar su propia manera de elaborar la pérdida: parar, recordar, llorar, escribir, compartir, guardar objetos simbólicos, hablar de lo vivido. Todo es válido si te ayuda a transitar el vacío con respeto por lo que fue.
Y no debemos olvidar que los demás animales del hogar también atraviesan un duelo. Ellos también notan la ausencia. Siempre que sea posible, permitirles acercarse al cuerpo sin vida de su compañero les ayuda a comprender lo ocurrido, a aceptar el cambio y a despedirse a su manera.
Tu ausencia no debería implicar su abandono
Cuando un perrete fallece, la familia sufre una pérdida profunda. Pero también existen situaciones en las que, por fallecimiento o ausencia inesperada del cuidador humano, otros perros pueden quedar desatendidos o incluso abandonados al no existir un plan claro para su cuidado.
En ark9, recomendamos contar con un plan contingente que incluya a tus perretes en tus testamentos y el uso de tarjetas o identificaciones con datos de contacto de personas responsables previamente designadas. Así, garantizamos que, ante cualquier emergencia, ningún perro quede desamparado y su bienestar esté protegido.
Porque ser familia también significa planificar y proteger a quienes dependen de nosotros.
Acompañar también es educar
En ark9, abrazamos la dimensión emocional del vínculo humano-animal en todas sus etapas, también en la despedida. Educar desde el respeto y la sensibilidad no termina en la vida: incluye también honrar el final, sostener el duelo y reconocer la importancia de cada historia compartida.
Te acompañamos en el sentimiento.