Autocuidado

Tu bienestar es el bienestar de tu compi canino

En nuestra labor como cuidadores de nuestros compañeros caninos, solemos centrarnos en su bienestar, procurando que tengan una vida plena, saludable y equilibrada. Sin embargo, hay un aspecto fundamental que a menudo pasamos por alto: nuestro propio bienestar. Y es que nuestra estabilidad emocional influye directamente en la de nuestro perro.

La relación con nuestro compi canino no se limita a la convivencia diaria. Es un vínculo profundo en el que las emociones y estados internos de ambos se entrelazan. Por eso, cuidar de nosotros mismos es una parte esencial del bienestar de nuestros perros.

La autorregulación como base del equilibrio emocional

La autorregulación es nuestra capacidad para gestionar nuestras emociones sin depender de factores externos. Cuando aprendemos a autorregularnos, respondemos a los desafíos de la vida con confianza y claridad, lo que transmite seguridad a nuestro perro y le ayuda a gestionar sus propias dificultades.

La corregulación: una relación bidireccional

La corregulación ocurre cuando dos seres vivos se influyen mutuamente en la regulación emocional. Este es un proceso bidireccional: nosotros ayudamos a nuestro perro a sentirse seguro y tranquilo, y ellos nos devuelven esa calma y estabilidad emocional. Sin embargo, si nuestro estado emocional es inestable, es probable que nuestro compañero canino lo perciba y lo refleje en su propia gestión emocional.

La regulación: el equilibrio necesario

Cuando la autorregulación y la corregulación fluyen de manera saludable, se alcanza un estado de regulación emocional estable. Este equilibrio se traduce en una convivencia armoniosa en la familia multiespecie, donde tanto humanos como perros se sienten seguros y comprendidos. Para ello, es fundamental establecer una relación basada en la confianza, el respeto y la comprensión de las necesidades emocionales de ambas partes.

Cuidarnos para cuidar

Si queremos que nuestro compañero canino tenga un equilibrio emocional sano, debemos comenzar por nuestro propio bienestar. Algunas claves son:

  • Escuchar nuestras emociones: Ser conscientes de cómo nos sentimos nos ayuda a gestionar mejor nuestras respuestas ante diferentes situaciones.
  • Dedicar tiempo al descanso: Un referente agotado o estresado tendrá menos capacidad para afrontar retos con paciencia y claridad.
  • Practicar actividades que nos generen bienestar: Ya sea deporte, meditación, leer o simplemente dar un paseo en la naturaleza, encontrar momentos para nosotros nos permite recargar energías.
  • Buscar apoyo si es necesario: Cuidar de nuestro bienestar también implica saber cuándo pedir ayuda, ya sea a nivel de referente o en el ámbito de la educación canina.

Un referente equilibrado es la base de un perro equilibrado. Cuando nos cuidamos, fortalecemos el vínculo con nuestro compañero canino y fomentamos una convivencia equilibrada. Recuerda: no somos eternos, tu perrete te necesita presente y disponible emocionalmente.

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